La intolerancia a los lácteos es una afección que deriva en una imposibilidad del organismo para metabolizar la lactosa, un tipo de azúcar que podemos encontrar en productos lácteos, como la leche. El intestino delgado no es capaz de producir suficiente lactasa, enzima encargada de digerir la lactosa.
Esta mala absorción se manifiesta habitualmente en adultos como dolor y distensión abdominal, flatulencia, diarrea, náuseas e incluso vómitos. En menor medida, también puede provocar dolor de cabeza, falta de concentración, cansancio severo, dolores musculares y de articulaciones.
La prueba de Intolerancia a la lactosa evalúa si, según tu genética, presentas unos niveles bajos de actividad lactasa, característicos de hipolactasia primaria de adulto (asociada a malabsorción e intolerancia a la lactosa).
El cuerpo, de forma natural, produce glucosa cuando la lactosa se descompone.
Para esta prueba, se tomarán varias muestras de sangre antes y después de que ingieras un líquido que contiene lactosa. Se realizará una extracción de sangre de una vena en el brazo y se mandará a analizar esa muestra.
No existe mayor riesgo del que podría darse en cualquier extracción de sangre. Las venas y las arterias varían en tamaño de una persona a otra y también dependiendo del lado del cuerpo del que se extraiga. Tomar una muestra de sangre de algunas personas puede ser más difícil que en otras.
Algunos riesgos asociados con la extracción de sangre son leves, pero pueden incluir:
· Desmayo o sensación de mareo
· Punciones múltiples para localizar las venas
· Hematomas
· Sangrado excesivo
· Infecciones
Esta prueba va dirigida a personas con sospecha de intolerancia a los lácteos, con el fin de identificar la malabsorción de lactosa primaria del adulto.
Los resultados de una prueba de intolerancia a los lácteos estarán disponibles 10 días laborables desde que la muestra llega al laboratorio.
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